No es novedad que en las últimas décadas, la incidencia de Diabetes Mellitus tipo 2 (DM2) está incrementando considerablemente: tanto es así, que actualmente afecta a más de 246 millones de personas en todo el mundo. En cuanto a España, el 12% de la población padece esta enfermedad.
Este es un artículo cuya autora ha sido Mª Paula Avellaneda Portero Dietista-Nutricionista en Clínica Obésitas.
Pero, ¿sabemos cuál es la consecuencia de padecer DM2?
La DM2 es una enfermedad crónica o autoinmune, en la que nuestro organismo no es capaz de utilizar eficazmente la insulina producida por el páncreas. La insulina es la hormona encargada de facilitar el paso de la glucosa al interior de nuestras células, para que puedan utilizarla como fuente de energía.
De manera que, al no utilizarse correctamente la insulina, las células de los pacientes con DM2 no dejan paso a la glucosa, creándose por tanto un exceso de ésta en el torrente sanguíneo. Ahí es donde radica el problema, ya que una alta concentración de glucosa en sangre a largo plazo (hiperglucemia), puede dañar distintas partes del organismo: riñones, retina, corazón, sistema nervioso, vasos sanguíneos, etc.
El sedentarismo, el sobrepeso y/o obesidad, y en mayor medida, la obesidad abdominal y/o grasa visceral, son los principales factores que contribuyen a generar esta resistencia a la insulina.
Por su parte, la falta de ejercicio físico ocasiona que los músculos no requieran de “combustible”, de manera que esta situación disminuye la capacidad de utilizar la glucosa procedente del torrente sanguíneo.
Entonces, ¿cómo podemos prevenir y/o tratar la DM2?
Es evidente que, una de las primeras medidas que debemos tomar es conseguir una pérdida de peso, así como aumentar la intensidad del ejercicio físico, pudiendo incluso revertir la DM2, ya que conseguiríamos aumentar la sensibilidad a la insulina por parte de nuestras células, y por tanto mejorar el control de la diabetes.
Por otro lado, las recomendaciones dietéticas dirigidas a pacientes con DM2 han evolucionado a lo largo de los años: diversas investigaciones han observado que dichos pacientes se pueden beneficiar enormemente con dietas bajas en hidratos de carbono, y no con aquellas bajas en grasas, como se ha recomendado hasta el momento.
Esto es debido a que un menor aporte de hidratos de carbono, reduce la glucosa en sangre y por tanto se necesita una menor producción de insulina por parte del páncreas.
Por este mismo motivo, aquellas personas que están en tratamiento médico con insulina, deben tener cuidado con reducir drásticamente los hidratos de carbono de su dieta, puesto que si no se controla correctamente, pueden ocasionarse hipoglucemias. En estos casos, lo ideal sería reducir las dosis de insulina administradas.
¿Y la fruta? ¿Debe restringirse?
La fruta tiene en su composición hidratos de carbono simples o azúcares (fructosa), y por eso muchas personas con DM2 piensan que deben reducir su ingesta.
Sin embargo, la Asociación Americana de Diabetes (ADA) insiste en que no hay razones para que las personas con DM2 deban evitar las frutas.
De hecho, la recomendación que se debe dar es justamente la contraria, puesto que el riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares es más elevado en estos pacientes, y justamente la fruta puede tener efectos beneficiosos sobre los principales factores de riesgo cardiovasculares.
Por otro lado, la fruta no solo se compone de fructosa, también contiene diversas vitaminas, minerales, fibra y, en mayor medida, agua. Lo que hace que sea un alimento idóneo para conseguir una pérdida de peso de manera saludable y nutritiva.
Tratamiento nutricional de la Diabetes Mellitus tipo 2:
A pesar de lo comentado anteriormente, según la Sociedad Española de Diabetes (SED), las recomendaciones dirigidas a los pacientes con DM2 a nivel nutricional deberían ser las mismas que se hacen a la población general no diabética.
Es decir, a pesar de los beneficios encontrados en las dietas bajas en hidratos de carbono, las recomendaciones a nivel nutricional no deberían centrarse simplemente en las cantidades a consumir de los diferentes macronutrientes (carbohidratos, proteínas o grasas), y sí basarse en qué alimentos son más recomendables.
En este sentido, las recomendaciones nutricional para pacientes con DM2 serían las siguientes:
– Aumentar el consumo de alimentos ricos en fibra, ya que gracias a ésta se consigue absorber más lentamente los hidratos de carbono. Pero es recomendable que tengan una carga glucémica baja: verduras, hortalizas, legumbres, tubérculos, frutas, cereales integrales.
– Minimizar o eliminar el consumo de alimentos con azúcares añadidos: bollería, chucherías, galletas, refrescos azucarados, zumos comerciales, mermeladas, cereales de desayuno, helados, productos ultraprocesados, etc. Estos productos aumentan inmediatamente la glucosa en sangre, y por tanto ocasionan una producción elevada de insulina, aumentando su riesgo de resistencia. Además, son alimentos pobres en nutrientes, aportan calorías vacías y pueden contribuir a una ganancia de peso, principalmente de grasa visceral.
– Disminuir o eliminar el consumo de bebidas alcohólicas. El alcohol aumenta considerablemente el riesgo de hipoglucemia tardía en pacientes con DM2, especialmente si se encuentra en tratamiento con insulina.
– Consumir grasas cardiosaludables: aceite de oliva virgen extra, frutos secos, pescado azul… La calidad de la grasa ingerida es más importante que la cantidad.
En conclusión, la alimentación o pauta nutricional de una persona con DM2 no debe diferenciarse en gran medida con la pautada como alimentación saludable para población general. Eso sí, debe tener mayor cuidado a la hora de consumir productos procesados, principalmente aquellos ricos en azúcares añadidos.