Ciudad de México, 16 de diciembre (SinEmbargo).– El Distrito Federal cuenta con una de las prevalencias de diabetes más altas del mundo. De acuerdo con información del estudio “Ciudades Cambiando la Diabetes: México”, presentado esta semana, un 13.9 por ciento de la población adulta de la capital del país vive con este padecimiento, lo que corresponde a aproximadamente 2.4 millones de personas.
En el marco de la presentación del documento, Simón Barquera, director de Investigación en Políticas de nutrición del Instituto Nacional de Salud Pública (INSP), dijo que “la prevalencia de esta enfermedad en la capital es alarmante” y señaló que “existen muchos problemas de atención a la salud que tienen que ser resueltos”.
“Una de las cosas que más nos alarmó es que hay un 29 por ciento de personas caminando por las calles que no sabe que tiene diabetes, es decir, 3 de cada 10 diabéticos todavía no tiene un diagnóstico, lo que quiere decir que no hay una detección suficientemente buena. Por otro lado, comprobamos que también es alarmante la alta prevalencia de sobrepeso y obesidad, lo que habla de la mala cadena de respuestas que se tiene para las enfermedades crónicas, que son muy complejas”, señaló.
Sobre la atención y tratamiento de la enfermedad, el estudio revela que del total de las personas diagnosticadas con diabetes, un 86 por ciento recibe atención y, de éstos, tres de cada cuatro personas con tratamiento no logra los objetivos del mismo. Durante la presentación del estudio, se señaló que muy pocas personas tienen un control y, de estas, aún menos tienen un control adecuado: “sólo un 2.2 por ciento del total de las personas con diabetes tienen un control adecuado de la enfermedad”, señaló Barquera.
Por otro lado, además del 13.9 por ciento de los capitalinos adultos que tienen diabetes otro 19.8 (correspondiente a aproximadamente 3 millones y medio de personas) padece de prediabetes, lo que pone a esta población en mayor riesgo de padecer diabetes tipo 2 en el futuro; por lo que se prevé que para 2040, casi 6 millones y medio de capitalinos padezcan esta enfermedad.
UNA POBLACIÓN VULNERABLE
De entre los factores que ponen a la población del Distrito Federal en vulnerabilidad ante la diabetes se encuentra una transición demográfica, epidemiológica y nutricional, que ha provocado que la Ciudad de México tenga uno de los índices de obesidad más altos del mundo.
En este sentido, señala el estudio,”existe una clara necesidad de acción para abordar la epidemia de la obesidad ya que, junto con el aumento de la edad de la población, es el principal factor en el aumento de la prevalencia de la diabetes”. Además de la obesidad, señalan, estilos de vida poco saludables se suman a los factores de riesgo.
Por otro lado, “la carencia de seguridad social, la complejidad por acceder a ciertos medicamentos de manera gratuita, el desconocimiento de la enfermedad, el estrés, las largas jornadas laborales, la mala alimentación, la genética e incluso creencias religiosas” fueron detectados en el estudio como factores individuales que complican la atención de las personas que viven con diabetes en el Distrito Federal.
Adicionalmente, apuntan, existe una percepción de las personas con diabetes de que características socio-ambientales como “el estrés, explotación laboral, inseguridad social, delincuencia y dificultad de movilidad”, son factores detonantes de la enfermedad. Otra barrera detectada por la investigación para que las personas cuenten con una atención y tratamiento efectivo, fue que los pacientes desconfían de los servicios de salud.
En entrevista para SinEmbargo Simón Barquera afirmó que para frenar la epidemia de la diabetes, no sólo en el Distrito Federal, sino a nivel nacional “es necesario atenderla desde forma multisectorial, pues es un problema que tiene que ver con muchas escalas: la diabetes se tiene que resolver a nivel político, ambiental, educativo, cultural e incluso individual. No es realista que la Secretaría de Salud pueda sola con un problema como la diabetes”.
En el caso de la capital, detalló, los puntos más urgentes para trabajar son el mejoramiento del diagnóstico temprano, combatir la percepción negativa que los pacientes diabéticos tienen sobre los servicios de salud y mejorar su control, retardar lo más posible que los prediabéticos se conviertan en diabéticos y promover estilos de vida saludables entre la población menor.