La diabetes es una enfermedad que lamentablemente está creciendo en los últimos años a nivel global: la mala alimentación, el sedentarismo, malas prácticas de vida, entre otros, son factores que inciden en su aparición.
No obstante, muchas veces suele haber dudas o mitos con respecto a este desorden metabólico, a modo informativo, veamos qué hay de cierto en algunos de ellos, para entender mejor la naturaleza de este problema y saber cómo prevenirla.
En principio, no es lo mismo la diabetes tipo 1 que la diabetes tipo 2: la primera es una enfermedad auto inmune que hace que el mismo cuerpo del paciente ataque o destruya las células productoras de insulina, hormona necesaria para la metabolización del azúcar.
La segunda, por su parte, se presenta cuando el cuerpo no puede usar con eficacia la insulina que produce, lo que se conoce también como “resistencia a la insulina“.
En este sentido, hay otra creencia extendida que habrá que revisar: “las personas con diabetes necesitan insulina“. En el primer caso, es decir, en caso de diabetes 1, sí será necesario suministrar vía externa la insulina que el cuerpo no produce, pero en el segundo caso, no es siempre así.
Los pacientes con diabetes 2, en su gran mayoría, pueden mantener a raya sus niveles de glucosa con medicamentos orales, lo que en combinación con una vida activa y una dieta adecuada les asegurará una buena salud.
Por otro lado, siempre surge la duda en los diabéticos sobre qué pasa con los carbohidratos, las más de las veces que cree que hay que suprimir su consumo: si bien es cierto que hay que ser medido a la hora de consumir hidratos, no es cierto que hay que suprimirlos por completo.
Un paciente con la dosis adecuada de insulina, o bien con su medicación, puede comer hidratos, tales como lentejas, frijoles o papas, que lo ayudarán a mantener el nivel de azúcar en sangre relativamente estable.
Finalmente, hay otros dos mitos vinculados con la diabetes: uno, que el abuso de azúcares en la dieta de por sí puede ocasionar diabetes, y otro, que la obesidad también es factor determinante. En ambos casos, son creencias a medias: la mala dieta y el abuso de azúcares, en combinación con una predisposición genética puede ser factor de riesgo, pero nunca concluyente.
De similar modo, el tener sobrepeso u obesidad puede predisponer, pero no determinar. La diabetes se produce tras el resultado de una combinación de factores genéticos, un estilo de vida poco saludable, sedentarismo y factores fisiológicos, aunque aún no se ha podido identificar una causa específica.