La diabetes tipo 2 es una enfermedad por lo general asociada a la obesidad y que ya a día de hoy padecen más de 350 millones de personas en todo el mundo.
Concretamente, la diabetes tipo 2 se caracteriza por una producción insuficiente o una utilización inadecuada de la insulina, esto es, la hormona responsable de que las células capten la glucosa de la sangre para producir la energía. El resultado es un exceso de glucosa en el torrente circulatorio, lo que acaba provocando daños en numerosos órganos.
Es el caso de los riñones, en los que conlleva la aparición de la nefropatía diabética, una de las principales causas de enfermedad renal crónica y, por tanto, de la necesidad de diálisis e, incluso, de trasplante de riñón.
Sin embargo, como muestra un estudio llevado a cabo por investigadores de la Universidad Anglia Ruskin en Cambridge (Reino Unido), existe una segunda situación que puede causar tanto daño en los riñones como la diabetes tipo 2: abusar de la denominada ‘comida basura’.
Como explica Havovi Chichger, directora de esta investigación publicada en la revista «Experimental Physiology», «la dieta occidental contiene cada vez más y más comida basura y grasas, y es bien conocida la asociación entre el consumo excesivo de este tipo de alimentación y el reciente incremento en las prevalencias de la obesidad y de la diabetes tipo 2.
En nuestro trabajo, tanto la diabetes tipo 1 como la diabetes tipo 2 indujeron cambios en el transporte de glucosa en el riñón. Y en este contexto, la comida basura o la dieta rica en grasas provocaron cambios muy similares a los que tienen lugar en la diabetes tipo 2».
Ratas con diabetes
Para llevar a cabo el estudio, los autores utilizaron modelos animales –ratas– de diabetes y de obesidad y resistencia a la insulina inducida por la dieta. El objetivo era ver cómo la resistencia a la insulina –es decir, la incapacidad de los órganos para captar adecuadamente la hormona– y el exceso de azúcares y grasas afectan a los transportadores de glucosa –receptores de membrana responsables de introducir la glucosa en las células– en el riñón.
Los animales fueron alimentados bien con una dieta consistente en queso, barras de chocolate, bizcochos y malvaviscos durante ocho semanas, bien con una dieta rica en grasas por un período de cinco semanas.
La comida basura provoca cambios muy similares a los que tienen lugar en la diabetes tipo 2Havovi Chichger
Concluida la fase de alimentación, los investigadores analizaron los efectos de ambos tipos de dieta sobre los niveles de glucosa en sangre y los transportadores de glucosa en los riñones. Y asimismo, compararon estos efectos con los cambios observados en los animales con diabetes –tanto tipo 1 como tipo 2.
Los resultados, como indican los autores, «mostraron la presencia de dos transportadores de glucosa, GLUT y SGLT, y de sus proteínas regulatorias en un gran número de animales con diabetes tipo 2. Y lo que es más importante, tanto la comida basura como la dieta rica en grasas causaron un aumento similar de ambos receptores de membrana».
Cuidado con la comida basura
En consecuencia, el bloqueo o inhibición de esta reabsorción de la glucosa en los riñones podría ofrecer, cuando menos desde un punto de vista potencial, una nueva vía terapéutica para reducir los niveles de glucosa en sangre.
Como concluye Havovi Chichger, «la inhibición del transportador de la glucosa en el riñón para reducir los niveles de glucosa en sangre constituye un nuevo tratamiento para los pacientes con diabetes. Además, conocer cómo la dieta puede afectar al manejo de la glucosa en los riñones y cuándo estos inhibidores pueden revertir estos cambios podría ayudar a proteger a los riñones de frente a nuevos daños».