Luis Mizar, el poeta que vive el más difícil trance de su existencia, tras los golpes que le ha dado la diabetes que padece, sigue recluido en una clínica de Bogotá, luchando, con mucha fuerza, para seguir vivo; para seguir escribiendo poemas, para seguir aportando a la cultura del Cesar.
Tras complicaciones en su estado de salud, fue trasladado a Bogotá, con algunas dificultades económicas, por lo que fue necesario que los gestores culturales del Cesar, sus compañeros de lecturas y poemas, sus amigos de parrandas literarias, levantaran su voz para exigir el pago de diez millones de pesos que adeuda la alcaldía por la compra de su más reciente libro de poemas.
Alberto Muñoz Peñaloza, director municipal de cultura de Valledupar, achaca el no pago de estos recursos a la falta de un certificado de derechos de autor del Ministerio del Interior que debe adjuntar Mizar para poder legalizar la adquisición de los libros. Mientras tanto, desde el mismo Municipio salió un recurso temporal para poder atender a Mizar en Bogotá.
Luis Mizar sigue en la clínica, esperanzado en ganarle la batalla al azúcar que carcome su sangre y por lo cual los médicos realizan exámenes especializados. Él seguirá luchando, peleando por la vida, tal como lo hace desde los versos y la métrica de sus poemas.
Esta vez, ganará la vida, ¡sin duda!