Especialistas del Servicio de Oftalmología del Hospital General de Elche han patentado un nuevo medicamento para tratar la retinopatía diabética, una enfermedad que es la principal causa de ceguera legal en personas de edad inferior a 50 años en los países desarrollados y una de las principales causas de ceguera a nivel mundial.
El tratamiento podría tener más beneficios, menos efectos adversos y un coste inferior que los que hay ahora en el mercado.
El nuevo medicamento, que ya ha despertado interés en la industria farmacéutica, es fruto de un proyecto de investigación original y único, nacido en el hospital público ilicitano y en el que también participan la Fundación para el Fomento de la Investigación Sanitaria y Biomédica de la Comunidad Valenciana (FISABIO) y la Universidad de Castilla La Mancha.
Concretamente, el medicamento ha sido desarrollado por el médico oftalmólogo Cristian Fernández Martínez, jefe de Servicio de Oftalmología, José Juan Martínez Toldos, junto al catedrático de Oftalmología en la Universidad de Castilla la Mancha y presidente de la Sociedad Española de Retina y Vítreo, José María Ruiz Moreno.
El doctor Fernández, explicó que «a finales del pasado mes de mayo culminaba la patente industrial surgida de un estudio que se ha llevado a cabo en animales y ha arrojado resultados positivos en el tratamiento de esta grave enfermedad ocular».
Según los expertos, el nuevo fármaco patentado sería administrado directamente en el humor vítreo de los pacientes y podría tener un mejor perfil de beneficio, menores efectos adversos y un coste inferior que los fármacos ahora existentes.
Por su parte, el doctor Martínez Toldos detalló que «hasta el momento hay tres fármacos biológicos, pero ninguno modifica el curso evolutivo de la patología ni actúan sobre los vasos sanguíneos ya enfermos. Por tanto, todos ellos presentan efectos comparables, costes altos y las mismas imitaciones». Otra opción terapéutica indicada son los esteroides intravítreos, que tienen como inconveniente la alta tasa de efectos secundarios que inducen, especialmente el aumento de la presión intraocular y las cataratas.
Con ello, los investigadores esperan que en breve puedan cristalizar un acuerdo con las empresas farmacéuticas, que ya han mostrado ya su interés para poner en marcha los ensayos clínicos y su utilización en humanos.