Existen muchas suposiciones en torno a la diabetes. Muchas de ellas son tan sólo mitos que distorsionan la realidad sobre el tratamiento y causas de la diabetes, y que al desinformar sólo hacen más daño. Es importante informarse directamente con un médico especialista para aclarar cualquier duda, ya que la falta de información puede ser peligrosa.
A continuación compartimos algunos de los mitos más comunes sobre la diabetes[1].
•Mito 1: “La insulina provoca ceguera o amputaciones”
FALSO: Tristemente esta es una creencia común, que ocasiona que algunos pacientes se muestren reacios a seguir tratamientos con insulina, lo cual sólo complica aún más la enfermedad.
La insulina es una hormona producida naturalmente por el cuerpo cuando este se encuentra sano, y por lo tanto no puede ser culpable de tales complicaciones, ya que su función natural es la de disminuir los niveles de glucosa en sangre. La insulina ayuda en el tratamiento, no empeora la enfermedad si se administra correctamente.
La posible causa de este mito es que la aparición de estas complicaciones en algunos casos suele coincidir en el tiempo con la prescripción de insulina, sin embargo, esta no está ligada con la aplicación de la insulina, sino a un descontrol prolongado de los niveles de glucosa que poco a poco afecta los órganos del cuerpo.
•Mito 2: “La diabetes puede ser ocasionada por emociones fuertes como enojo o espanto”
FALSO: La diabetes es ocasionada por una falla en la producción y/o función de la insulina segregada por el páncreas. Esto no tiene nada que ver con experimentar emociones fuertes o traumáticas. No existe a la fecha un solo artí■■■■ científico validado que compruebe que esta enfermedad se desencadena en un instante debido a un estado de shock emocional. Los únicos factores que influyen en la aparición de esta son: genéticos y étnicos (los cuales no podemos controlar), y de estilo de vida o ambientales (alimentación y actividad física) los cuales podemos sí podemos controlar. Además hay que considerar que se requieren años de malos hábitos para deteriorar el páncreas a tal grado que su funcionamiento se deteriore.
Este mito se ha vuelto muy popular, pero es completamente falso. Se han reportado casos de personas que ya padecían esta enfermedad, pero no habían sido diagnosticados hasta que presentaron malestares después de una experiencia traumática (espanto, enojo, miedo, etc.), y por lo tanto relacionaron el enojo, o el miedo, con la aparición de la enfermedad.
•MIto 3: “Si soy diabético no puedo comer frutas
FALSO: La fruta es un alimento saludable. Contiene fibra y muchas vitaminas y minerales. El hecho de padecer diabetes no significa que las frutas estén prohibidas, únicamente se deben controlar dentro del plan de alimentación ya que contienen azúcares naturales. Si se consumen en porciones adecuadas y en los momentos indicados son perfectamente aceptadas.
•Mito 4: “La diabetes es una enfermedad normal en adultos mayores y no se puede prevenir”
FALSO: La diabetes puede presentarse en cualquier edad, aunque los riesgos aumentan con el paso del tiempo, lo cual no significa que sea una condición normal del envejecimiento. Se trata de una enfermedad que puede prevenirse si se llevan estilos de vida saludables. En el caso de la diabetes tipo 1, ésta no se puede prevenir, pues se trata de una condición que se presenta desde la infancia sin que existan malos hábitos de salud.
•Mito 5: “La medicina alternativa cura la diabetes”
FALSO: Actualmente se realizan diversos estudios validados por organizaciones internacionales de salud e institutos de investigación en universidades y hospitales en todo el mundo sobre el tratamiento y cura para esta enfermedad. Sin embargo, a pesar de que a la fecha no existe cura, se han logrado grandes avances en torno al tratamiento para ofrecer a los pacientes una mejor calidad de vida.
Desafortunadamente, existen técnicas que se hacen pasar por la solución a esta enfermedad y engañan a la gente presentando productos “alternativos” (como herbolaria, productos naturistas sin bases científicas serias, remedios caseros, y otros). Éstos lejos de curar la enfermedad, pueden ocasionar más daño a quienes los consumen, pues los hacen creer exentos de tratamiento médico, siendo que su organismo continúa padeciendo los estragos de la diabetes.
•Mito 6: “Ser diagnosticado con pre diabetes significa que aún no me tengo que cuidar”
FALSO: Si un médico indica que se encuentra en riesgo de padecer diabetes se deben tomar medidas precautorias estrictas para evitar que se desarrolle esta enfermedad. Se sabe que si se adoptan hábitos saludables a tiempo y se lleva un control constante sobre un estilo de vida sano, puede ser prevenible.
•Mito 7: “Los productos light controlan la glucosa y pueden consumirse indiscriminadamente”
FALSO: Incluso los productos reducidos en grasa o azúcar, tienen calorías que deben ser tomadas en cuenta para la ingesta diaria. Por ejemplo, en algunas ocasiones la reducción de azúcar es mínima, por lo que no debemos confiar que estos productos son totalmente saludables y recomendados. El secreto no es consumir alimentos “light”, sino aprender a elegir porciones adecuadas para mantener un peso saludable y niveles estables de glucosa en sangre.
•Mito 8: “Tan sólo con ejercicio y alimentación se puede controlar la glucosa”
Este mito no es del todo falso, pues es verdad que un plan de alimentación equilibrado e individualizado para adaptarse a las necesidades de cada paciente, aunado con un plan de actividad física, ayudan bastante a mantener niveles de glucosa estables. Una vez diagnosticada esta enfermedad es natural que el organismo se desgaste con el tiempo (es por ello que es definida como “crónico-degenerativa”), por lo que la toma de medicamentos orales o insulina son de vital importancia para lograr un control adecuado. Se necesita de todas estas acciones en conjunto para evitar que se desarrollen complicaciones que pueden ser letales.
•Mito 9: “Las personas con diabetes no deben realizar actividad física”
FALSO: Las personas con diabetes pueden y deben realizar actividad física sin importar su edad (dicha actividad debe estar adaptada a las condiciones de cada paciente). Algunas recomendaciones son monitorear los niveles de glucosa antes, durante y después del ejercicio, para actuar con rapidez si se presenta hipoglucemia, y portar una credencial o identificación con nombre, tipo de diabetes y medicación bajo la que se encuentra en caso de necesitar ayuda. Ejercicios moderados, como media hora de caminata al día, ayudan a mejorar las condiciones de salud y los niveles de glucosa.
•Mito 10: “Las mujeres con diabetes no se pueden embarazar, o corren el riesgo de contagiar a sus hijos”
FALSO: Las mujeres con diabetes pueden tener hijos como cualquier otra mujer, pero es de gran importancia para su salud, como la de su hijo, que lleven un control estricto de sus niveles de glucosa sanguínea antes, durante y después del embarazo. Debido a que algunos fármacos no pueden ser administrados durante el embarazo es importante seguir al pie de la letra una dieta realizada por un nutriólogo especialista en diabetes, y un monitoreo constante con el pediatra y el médico de base.
En cuanto al bebe, es falso que la diabetes se pueda contagiar, pues se trata de una condición sistémica, es decir, una falla del páncreas específicamente, no de un virus o una enfermedad contagiosa, por lo que el bebé no está destinado a padecer esta enfermedad.
•Mito 11: “Una persona con diabetes puede consumir lo que quiera, siempre y cuando se inyecte correctamente insulina y tome sus medicamentos”.
FALSO: Comer en exceso es perjudicial para cualquier organismo. El aumento de peso, de triglicéridos, colesterol, presión arterial elevada, y problemas de hígado son algunas de las consecuencias de una mala alimentación que no se pueden contrarrestar mediante la aplicación de insulina. Se debe buscar siempre un equilibrio entre lo que se consume y lo que se gasta.
Quienes padecen de diabetes deben tener en cuenta que llevar un plan de alimentación saludable es parte del tratamiento de la enfermedad, y que este es igual de importante que la toma de medicamentos. El hecho de estar bajo tratamiento farmacológico no significa un control efectivo de la enfermedad, es indispensable que el paciente se comprometa a seguir el tratamiento al pie de la letra, y así evitar las complicaciones.