La inflamación celular es la causante de la obesidad, de enfermedades como la diabetes y del envejecimiento prematuro, pues cuando se reduce esa inflamación se estabilizan los niveles de glucosa en sangre, se elimina el exceso de grasa corporal, y se mejora la energía física y la agudeza mental, según ha explicado el presidente de la Inflammation Research Foundation e investigador del Instituto Tecnológico de Massachusetts y de la facultad de Medicina de Boston, Barry Sears, con motivo de la presentación de su nuevo libro ‘La zona mediterránea’.
Se estima que un porcentaje muy elevado de personas obesas padecen inflamación celular silenciosa, con lo cual se puede establecer una cifra superior al 20 por ciento de la población general, según el especialista en Bioquímica Clínica y consultor senior del Servicio de Bioquímica y Genética del Hospital Clínic de Barcelona, el doctor Joan Clària, que ha añadido que “ningún alimento produce inflamación celular de forma directa ni es perjudicial por sí mismo consumido con moderación”.
Ahora bien en el libro del doctor Sears se dan una serie de recomendaciones para evitar la inflamación celular. Uno de estos consejos pasa por que un tercio del plato debe llenarse con proteína baja en grasa, como pollo o pescado, o proteína vegetal, como tofu firme o sustitutos cárnicos de soja. Además debemos asegurarnos de que la ración que nos ponemos no supere ni la longitud ni el grosor de tu mano. Esto supone unos 100 gramos de proteína baja en grasa para una mujer y unos 150 gramos para un hombre.
Por otro lado, es importante llenar el resto del plato con hidratos de carbono de colores, bajos en carga glucémica, como verdura y frutas, pues los colores vivos indican que son ricos en polifenoles, que ayudan a controlar la inflamación inducida por la dieta. Además, las verduras sin almidón como el brócoli, los pimientos, las cebollas o los espárragos son las mejores fuentes de hidratos de carbono, ya que tienen una carga glucémica muy baja. De esta manera podemos evitar la inflamación celular y por tanto el desarrollo de una diabetes.
Respecto a las frutas y a los cereales integrales, estos tienen una carga glucémica más alta. De hecho, los hidratos de carbono blancos como el pan, la pasta, el arroz y las patatas deben reducirse y comerse de forma esporádica por su excesiva carga glucémica y carencia de polifenoles.
Por último, es importante añadir un poco de grasa, una cucharada sopera, que sea baja en ácidos grasos omega-6 y en grasas saturadas. En España, sin duda, la mejor opción es el aceite de oliva virgen extra.
Son consejos ya conocidos, base de la dieta mediterránea, que no debemos dejar pasar y recordar constantemente para la prevención de una diabetes o para el mejor control de esta.
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