Mi experiencia y consejos
¡Hola a todos! Yo también padezco diabetes tipo 1, en concreto desde hace 2 años y ahora tengo 25. Encontré el foro mientras buscaba información sobre las causas que pueden producir la enfermedad y sobre la situación personal en la que se encontraban otras personas que la padecen en los meses previos a la enfermedad ya que yo me encuentro entre quienes opinan que ni ésta ni ninguna otra enfermedad surgen por casualidad o de la nada. Una vez en el foro, leí algunos temas en los que se comentaban algunas cosas relacionadas con nuestra peculiar vida diaria y con las que me sentí identificado. Pero ahora lo que me gustaría es comentarles algunas de las averiguaciones que he obtenido con la experiencia y que me están permitiendo por el momento tener los niveles de glucosa bastante a raya. De hecho los valores de mis últimas cuatro hemoglobinas glicosiladas no suben de 5.2. y mi media del último mes en el glucómetro es 86. Con ello no quiero decir que mi método ni mi forma de cuidarme sea mejor que la de nadie, ya que cada cual tiene sus propias circunstancias y bastantes tenemos todos nosotros con cargar con esta enfermedad tan pesada. Únicamente deseo comentarles lo que yo hago y he averiguado para que cada cual pueda utilizarlo o no en la medida que crea conveniente, y eso teniendo en cuenta que todo cuerpo humano funcione igual, cosa ciertamente discutible.
Bien, yo en este momento utilizo insulina Lantus (la pongo al levantarme) y Apidra.
Cuando salí del hospital acudí a sesiones de educación diabetológica en las que me enseñaron algunas cuestiones básicas sobre la diabetes: zonas de inyección, cómo actuar en caso de subidas y bajadas, qué alimentos contienen carbohidratos etc. Con estas explicaciones y una hoja en la que se me recomendaba una dieta me planté el primer día en casa con una cara de idiota tremenda. Las unidades que me debía poner de insulina en un principio me las ajustaba el médico atendiendo a las mediciones de glucemia que yo apuntaba en mi cuaderno. La dieta era de 6 raciones de HC para desayunar, 6 para comer, 6 para cenar, 1 a media mañana y 1 a media tarde. Las raciones las calculaba con un vaso con letras. Añado que yo considero una ración como 10 gramos de carbohidratos. En un principio mis glucemias eran buenas tras las comidas (100 mg/dl) y disparatadas entre horas (<300 mg/dl) La solución que me dieron fue aumentar la Lantus y reducir la Apidra y la cosa mejoró pero no mucho ya que por mucha insulina que pusiese mi cuerpo tendía constantemente a estar alto, aparte de que los resultados eran impredecibles.
Al mes de estar en casa descubrí el modo de calcular las raciones de hidratos de carbono a través de las tablas de valor nutricional que figuran en las etiquetas de los alimentos. No hay duda de que esta primera medida había surtido efecto: las glucemias seguían siendo elevadas pero al menos los resultados eran predecibles y siempre que antes de las comidas tenía la misma glucemia, si comía las raciones bien calculadas y me ponía la misma Apidra el resultado siempre era semejante. Pero repito que las glucemia seguían altas por mucha Lantus que me pusiese.
El siguiente paso fue eliminar 2 raciones de HC de cada una de las tres comidas y eliminar las que comía entre horas, de modo que pasé de 6.1.6.1.6 a 4.4.4. Obviamente los niveles se estabilizaron como por arte de magia. Los niveles postprandiales seguían en torno a 100 y entre horas rondaban los 140, siendo el nivel más alto el de antes de cenar. Con este cambio reduje alguna unidad la Lantus y la Apidra obviamente la tuve que reducir en tanto que había quitado 2 raciones a cada comida. Sin embargo me seguía preguntando el motivo por el cual la glucemia de antes de cenar era tan alta, pues normalmente rondaba los 140-200. ¿Por qué si la Lantus actuaba durante las 24 horas y siempre tomaba las mismas raciones para desayunar, comer y cenar, me levantaba con 100 y antes de cenar tenía 200? Asimismo de vez en cuando también se me descontrolaban un poco los niveles.
Al cabo de 4 meses llegué a una conclusión importante. Mi estómago no iba a estar siempre en las mismas condiciones por el simple hecho de tomar siempre las mismas raciones de HC y ponerme la insulina necesaria para estar bien después de las comidas. El estómago tiene una capacidad, la digestión una duración y la insulina un plazo de efecto. No es lo mismo comerte 4 raciones en galletas con una taza de leche que 4 raciones de espaguetis con cuatro filetes. El bolo alimenticio o cantidad de comida alojada en el estómago es obviamente diferente y, si te pagas una buena panzada de comer, una vez que la Apidra ha dejado de hacer efecto sigues teniendo una cantidad considerable de comida en el estómago que se va digiriendo y entrando a la sangre sin insulina que pueda controlarla. Intenté comprobar la veracidad de esta idea experimentando, así que una semana comía más y otra menos y resultó que los niveles de glucemia eran totalmente diferentes. Cuando comía mucho, antes de cenar llegaba en 200 y cuando me moderaba con la comida llegaba en 120. Y lo mismo sucedida al levantarme con respecto a la cantidad de comida que cenaba; si cenaba la misma cantidad de HC con mucha cantidad de filetes, pollo etc me levantaba más alto. Todo empezaba a tener sentido. Los diabéticos tipo 1 no podemos cometer el error de creer que al ponernos la insulina funcionamos como una persona sin diabetes, porque ellos pueden pegarse una panzada de comer y su páncreas acudirá en su ayuda y controlará esos niveles (hasta que lo quemen y acaben con diabetes tipo 2 y obesos perdidos) mientras que nosotros tenemos que entender que la insulina está en un delicado equilibrio y que la introducción de alimentos no puede romperlo. Si la insulina Lantus se segrega poco a poco y la Apidra (o la rápida que sea) tiene unos plazos tenemos que respetar ese equilibrio de modo que la insulina siempre pueda gestionar la cantidad de comida a la que tiene que hacer frente y teniendo en cuenta que el bolo alimenticio debe tardar lo mismo en digerirse que el efecto que dura la Apidra. Efectivamente las chuletas de ternera no tienen HC y no suben la glucosa pero si juntas 50 gramos de espaguetis con 3 kilos de chuletas el estómago lo mezcla todo y lo va digiriendo poco a poco y si cuando ha terminado de hacer efecto la Apidra aun queda kilo y medio de chuletas en el estómago mezclado con otros tantos espaguetis, la glucosa subirá irremediablemente ya que parte de la digestión se hace sin insulina.
La siguiente medida derivada de la deducción anterior fue modificar nuevamente las raciones de HC. Pasé de 4.4.4 a 5.2.3 y fue cuando encontré el equilibrio deseado. Las medidas se estabilizaron por completo. Antes de las comidas rondaban los 70 mg/dl y tras las comidas estaba en 80-90 mg/dl, medida que se mantenía estable a lo largo de la tarde y de la noche. Así llevo más de año y medio. Esto lo hago calculando siempre las raciones de HC a través del valor nutricional y con una báscula y controlando la cantidad de carne, pescado o fruta para evitar que la comida sea copiosa y el estómago se llene en exceso. Tomo más raciones de HC para el desayuno porque no las acompaño de nada más y si no el estómago quedaría muy vacío y llegaría bajo a la hora de comer. Sin embargo para comer tomo menos raciones de HC porque las puedo acompañar de carne, pescado o fruta y el estómago está más lleno. La cena sin embargo está en un punto intermedio.
Por lo tanto lo IMPORTANTE es que la comida ingerida tiene que estar en equilibrio con la insulina recibida. Si tomas demasiada comida, parte de la digestión se hará fuera del efecto de la insulina rápida y los niveles subirán mucho y si comes demasiado poco la insulina lenta mantendrá los niveles bajos durante todo el día. Además es importante añadir que las raciones de HC no deberían exceder de 10 al día. ¿Cómo puede tomar un ser humano 20 raciones de HC al día? Nuestra propia naturaleza no está hecha para consumir semejante cantidad de carbohidratos, ni siquiera un atleta de élite. Además, ¿Qué sentido tiene que unas personas que padece una enfermedad relacionada con la incorrecta metabolización de los HC se inflen a HC? ¿Es acaso lógico que un infartado de infle a churrasco de Ávila? ¿Es lógico que un obeso se infle a pasteles? ¿Es lógico que alguien con el menisco roto baje por la escalera en vez de en ascensor? ¿Me están diciendo que si no como un kilo de patatas al día produzco acetona? ¿De verdad el ser humano a lo largo de cientos de miles de años ha llevado una alimentación basada en un 60 % de carbohidratos cuando la agricultura se inventó hace apenas 8000 años? ¡Qué locura!
Y no sólo es importante cuánto comer, sino también qué comer. Lógicamente hay que erradicar por completo toda clase de azúcares y harinas refinadas ya que se absorben demasiado rápido e incrementan mucho las glucemias. Yo me alimento a base de carne, pescado, fruta, verdura, frutos secos, patata y algo de arroz y legumbre. El resto sobra ya que el cuerpo humano no está hecho para ingerirlo, y no sólo nosotros, sino cualquier persona. Panes, pastas, bollos, bolsas de patatas y demás chucherías fritas, pasteles, azúcar, espaguetis, pizzas y todas esas cosas ricas no se deberían probar. También hay que tener cuidado con los edulcorantes, yo al menos no me fio nada y no los tomo. Precisamente la epidemia de obesidad que padece el primer mundo se debe a esos alimentos (harinas refinadas y azúcares) ya que al ingerirlos, como tienen un grado de absorción de la glucosa muy alto, el páncreas segrega repentinamente mucha insulina y, cuando se han digerido, la insulina aun presente en la sangre provoca síntomas hipoglucemientes y necesidad de ingerir más bollitos y chucherías azucaradas. Y así sucesivamente. Llega un momento en que al introducir más HC de los necesarios y al no quemarlos, éstos se acumulan en forma de grasa. Los HC refinadas son por lo tanto adictivos. De hecho no hay más que ver que quienes van picando algo por la calle siempre toman chucherías y bollitos. Si yo tengo hambre entre horas y me apetece picar algo siempre tomo alimentos sin HC como por ejemplo embutidos, unos pocos de frutos secos, una lata de atún, aceitunas, queso. Todo es cuestión de echarle imaginación. Es más, si alguna vez salgo a comer o a cenar fuera lo hago sin tomar hidratos de carbono y sin ponerme insulina. Obviamente esto NUNCA debe ser la pauta general de alimentación ya que el cuerpo necesita carbohidratos e insulina para no empezar a quemar grasas y entrar en cetosis. Pero no pasa nada por tomar un día un filete con ensalada si has desayunado 5 raciones de HC y cenas 150 gramos de patatas con huevos. Yo al menos sigo vivo. Incluso si antes de salir de casa estoy en 70 puede hasta pedir de postre un yogur. ¿Ha muerto alguien por comer un filete con ensalada? ¿Por qué ese interés en inflarnos a hidratos de carbono?
También es importante el ejercicio por varios motivos. Hacer ejercicio libera endorfinas, lo que hace que el estado de ánimo sea más eufórico, algo que no viene mal en los momentos en que nos sintamos más decaídos con la enfermedad. Además ayuda a quemar la grasa sobrante e incrementa la absorción de la insulina de modo que seguramente quien hace ejercicio necesitará menos; yo al menos noto que en épocas en que hago más deporte bajo la Lantus un par de unidades. Y eso sin contar con que incrementa los niveles de HDL o colesterol bueno, aumenta la capacidad pulmonar, equilibra la tensión arterial y el pulso, previene los resfriados etc. No todos tenemos por qué hacer el mismo ejercicio, que cada cual elija en función de su tiempo libre, sus preferencias, su edad, su estado general de salud y las recomendaciones de su médico. Pero lo importante es moverse.
Bien, creo que no tengo que añadir nada más, ya siento el tostón que he soltado. Estas son las pautas que sigo yo para controlar esta enfermedad y al menos a mí me funcionan, lo cual no quiere decir que a otros sí. Únicamente comento mi experiencia por si le puede servir a alguien o por si puede resolverles alguna cuestión. No obstante quien crea que aun NO se aclara bien con la enfermedad, antes de modificar sus hábitos debería consultar con su MÉDICO. Lo importante es asemejar nuestros niveles de glucosa en sangre a los de una persona sin diabetes e intentar mantenerlos entre 80 y 100 mg/dl, así nos evitaremos complicaciones a largo plazo. Mucho ánimo a todos, tenemos que pensar que nuestra vida es tan normal como la de cualquiera, únicamente tenemos que cuidarnos un poco más y seguro que a la larga nuestro cuerpo nos lo agradecerá por otro lado. Un saludo.