… lo primero un trago de sidra, bien …. Unos hidratillos ¿no? … y un trozo de magnífica tortilla de patata … seguro que algún hidratillo más … entonces ya ataco sin más dilación un torto con picadillo, es decir, una especie de empanadilla de maiz, ah, y ya de paso otro trago de sidra … estos ya son señores hidratos … ahora unas minitostas con cabrales y demás quesos asturianos, y más sidra … esto debería ser fácil de calcular, pero ya la sidra hacía su efecto … si, más sidra, más minitostas …. No, ni idea de cuantos hidratos, ya para entonces me había puesto insulina, 3 en cuadrado y 2 en normal … sigamos, el chorizo a la sidra, también magnífico, y una par más de tragos de sidra, ah, y claro, pastel de cabracho, cojonudo, y más sidra, y otro torto, y más sidra, y más minitostas de queso, y más tortilla, y más chorizo a la sidra, si, y más de eso mismo … y otros 3 de insulina, que no falte de nada!!!! …. Por cierto, que no os lo he dicho, ¿y la compañía?, pues Alea, su marido, sus hijos, sus amigos … y nosotros, la familia al completo con una amiga nuestra y otra de Ángela … y más gente que andaba por allí … iba siendo hora de irse, pero en eso que Ángela reclama “eh, yo quiero cenar”, “¿y los trozos de tortilla con pan que te has zampado?”, “si ya, yo lo que quiero es una cena en condiciones”. La cena en condiciones resultó ser recoger una hamburguesa en un mcdonald para que se la tomase en casa, Montse y yo una copa mientras veíamos el Sálvame … pero estábamos hablando de los hidratos, porque os preguntaréis como me fue con las mediciones, pues ahí van, 109 antes de acostarme, 131 a media noche, y 110 al levantarme. Si es que no hay nada como el pesar la comida y calcular correctamente …