Ayer se cumplieron 15 años de la pérdida de mi padre, y del comienzo de la desgracia de mi madre. Lo pasé fatal, ese día, los anteriores, y sobre todo los posteriores. Y duró hasta que mi madre dejó de sufrir. Pero no fue hasta que conocí a Montse, y las niñas, que les empecé a echarles de menos de verdad. Bueno, más bien, y aunque parezca lo contrario, fue entonces cuando empecé a tenerles presentes en mi vida. Me acuerdo muy bien cuando les hablé de Montse, me acuerdo de sus lógicas dudas, y me acuerdo muy bien cuando le conocieron, a ella y las niñas, que contentos que les vi. Por fin habían colocado a su hijo más bueno. Y no te digo como se pusieron de contentos cuando vieron como trataban y como querían a Nati, eso ya fue la definitiva, y eso a pesar de la manía de Montse con los perros. “¿Ni siquiera a un pastor alemán?” recuerdo que le preguntó mi padre con cara de asombro; bueno, concluyó, con Bosna habrías hecho una excepción. De Montse a mi padre lo que le encanta, además del hecho de hacerme feliz, es su fuerza de voluntad para sacar adelante a sus dos hijas ella sola, virtud que para mi padre siempre fue su favorita. Mi madre adora a Montse, como a la mayoría de sus nueras, pero es que Montse tiene el plus de querer, ocuparse y preocuparse de Nati, y de tener siempre las puertas de su casa abiertas, de su amabilidad y su constante preocuparse de los suyos; y es que esa cualidad es tan cara de ver allá por el norte. Y la de risas que han compartido a costa de mis manías, la de innumerables cafés, de esas tardes de compras en el Corte Ingles y en Pintores. Con Dana a mi padres se les cae la baba, presumiendo en silencio, o no en silencio, de todos sus logros, de los académicos y de los artísticos, ay, como disfrutan cuando sale en la tele cantando o lo que sea. Además se ha echado un novio digno de su aprobación, que más se puede pedir. Eso si, mi padre se llevó un disgusto con lo de las oposiciones, pero no todo va a ser perfecto y además él ya entiende que vaya donde vaya va a triunfar. Con Ángela … ay, la de dulces que se han zampado ella y mi padre mano a mano. Es la favorita de mi padre, no sé, yo creo que se ve a él mismo de pequeño, con su mala leche, su constancia en los estudios, su encanto cuando quiere.
En fin, que mis padres aunque partieron están aquí, con la gente que quiero, preguntando siempre por Nacho cuando nos visitan, nada más dejar las maletas “¿y Nacho?”, pidiéndole consejos, favores, y luego mi madre que siempre trae un trapito para Noe, que aunque mi padre se pone nervioso por lo que tarda, le adoran, como no, si es casi perfecta … ah, y mis suegros, bueno, aunque mi padre casi se lleva mejor con mi medio consuegro, por lo del futbol …
Gracias Montse, te quiero, muaca.