“Así que les dije que solo era un momento, que tan solo bajar a la multitienda a comprar un par de cosas y volvía. Entre la fiebre que tenían y el muy lluvioso día que hacía pensé que igual esta vez me harían caso … y justo cuando entraba a la multitienda veo que detrás mía entra Fernando, ¿Qué haces aquí¿ Que Jaime ha roto la venta, ¿el cristal?, no, la ventana entera … Efectivamente, al entrar en casa me encuentro la ventana enorme de madera arrancada de cuajo y a mi hijo Jaime debajo atrapado. La lluvia entrando a borbotones en el salón, claro”
La afonía de Alea no parecía afectarle mucho a la hora de contar cosas de sus hijos. O quizás el truco fuese la sidrina de la que estábamos dando cuenta, o los tortones, o los escalopines con cabrales, o los chorizos a la sidra, o quizás el pastel de cabracho. Un día es un día … bueno, esa misma mañana habían sido unos cochinillos y corderos … y el anterior unas mondongas, unos morros, un picadillo … y el anterior unos embutidos ibéricos, unos secretos idem, una presa también idem …. Lo que entonces no sabíamos era que al día siguiente nos esperaba una especialidad de la casa, el arroz ibérico al estilo Velia. Mientras, Owash se confirmaba a sí mismo en el NO a los niños, Prado y Velia se reían, todavía no sé de que, Jose y yo vigilabamos que todo el mundo bebiese y comiese, no fuera que se quedasen con hambre … y Ángela … Ángela no quiero ni pensar lo que estuviese tramando.
“… mama, mama, que me he pegado el ojo con superglu ... fueron hora y media del cirujano separándole los párpados … si es que cuando llamaba al centro de salud directamente me decían ¿Qué te han hecho esta vez?”
No, no parecía afectarle mucho la afonía para contarnos “anécdotas” de sus hijos … si es que de tal palo …
PD: Es cierto lo que dice Owash, lo anterior es solo un ejemplo de lo que podría haber sido si no resultase que fuésemos diabéticos … pero como lo somos, pues no, a ensalada y bacalao todos los días.