Muy buenas.
Aquí estamos, ya de vuelta, y de resaca emocional. Mi hijo, muy guapo, muy feliz, muy mayor. Un día agotador, porque juraban el cargo dos mil seiscientos y pico, y cada uno tenía 5 invitados, más los profes, las autoridades, etc, etc, al final éramos unas 20.000 personas, y no veáis la cola para entrar, de 4 kims, como un concierto de los Rolling o algo así.
Ávila es muy pequeña, y tanta gente de golpe no veáis qué follón. Estaba tomada de policía, guardia cilvil, etc, para ayudar a aparcar los coches.
Pues bien, después de la jura (entre cola, acto y abrazos, unas 6 horas) vamos al coche y nos encontramos con que han reventado un cristal y se han llevado lo que les gustaba, y una nota de la policía para que nos pasásemos por comisaría, que los habían cogido.
Total que, agotados nos vamos para allá y resulta que había cola también, porque habían reventado unos 15 coches. Tenían una mesa con el arsenal: navegadores, ordenadores portátiles, dvds, móviles....
Al final, mientras mi marido y mi hijo formulaban la denuncia, Celia, mi otro hijo, la novia del que juraba y yo nos fuimos a una cafetería (la primera vez que nos sentábamos desde las 12, y eran ya las 7) y nos hicimos amigos de otros usuarios de coches robados.
Celia aguantó muy bien, muy orgullosa de su hermano y encantada de poder estar con los dos aunque fuese unas horas. Las glucemias se portaron bien, aunque al día siguiente en Madrid ya se alteraron más.
Y nada, que aquí ando, poniendo lavadoras y encarrilando rutinas de nuevo.
Eso sí, cuando íbamos hacia Madrid el jueves, me llamó un amigo, con muy buenas noticias que espero compartir pronto con vosotros y que sé que os gustarán.
Velia, que se mejore tu padre.
Saludinos